sábado, 16 de junio de 2012

DÍA 1 - BARCELONA-AVILÉS A NOVELLANA


Salimos en avión a las 6.30h hacia el aeropuerto de Asturias (Avilés) pero cuando sobrevolábamos la pista de aterrizaje del aeropuerto de Avilés empezamos a dar círculos en el aire. El capitán nos avisa que por problemas técnicos deben dejarnos en el aeropuerto de Santander y que de allí nos habilitarían un transporte. Una vez aterrizados nos comentan que nos pondrán un autocar y nos sentimos afortunados ya que también nos hubieran podido poner un monopatin. Hay que tener en cuenta que Santander está a más de 200km de Avilés y que aún nos quedan 40km que recorrer en bici. Por lo visto, la niebla y la intensa lluvia son los causantes del dichoso cambio. Al poco rato, avisan de que habilitan un nuevo avión a Avilés; cruzamos los dedos para que sea uno de los que aterricen.
Llegamos finamente a destino a las 11.30h, más de tres horas después de lo previsto.
Nos pegan un palo en el aeropuerto por un tentenpie y cogemos un taxi, al que por lo visto le iba también el tema de los palos y nos da otro por dar vueltas en círculos sin tener ni pajolera idea de a donde tenia
que ir. Llegamos a casa de Ana (quien guardaba nuestras bicis y alforjas) y nos recibe su hermano. Volvemos a tropezar con la diosa fortuna ya que vemos que las bicis han sufrido ciertas modificaciones durante su viaje, por lo visto los de DHL las habian tuneado un poco: los frenos estaban clavados de un golpe, una de las ruedas estaba montada al reves y habian roto un sillin. Ah, además, por lo visto las bicis y el equipaje habia llegado dos dias antes y lo habian dejado en el porcho de la casa, que gusto,
lloviendo y vistiéndonos con ropa humeda de la noche.

Hemos empezado la ruta con chubasquero y nos ha costado bastante poder localizar nuestro camino porque desde el punto de inicio era complicado llegar a empalmar con nuestro camino peregrino a pesar
del gps. A partir de aquí algo de lluvia, frío, humedad y un sueño que "pa que".
Por suerte no se nos ha hecho muy larga la ruta, lástima que el día era gris y triste y no hemos disfrutado lo que hubiésemos querido del camino y del paisaje.
Para el recuerdo un largo sendero por una zona que le llaman Monte del Pito (sobran comentarios) que se pierde por un sinfín de bosques de helechos y eucaliptus impresionantes.
Llegados al hotel de Novellana, una ducha rápida y una paella tranquila como merienda a las 5
de la tarde. La dueña del hotel-bar ha flipado cuando le hemos dicho que queriamos comer algo a esa hora.
Una vez repuestos, hemos dado una vueltecita hasta el parador con vistas al mar. Muy bonita la costa ciertamente, rocosa y salvaje. Por cierto, en la entrada de Novellana hay un cartel que anuncia que fue el pueblo asturaniano más bonito... de 1962!!
Hacemos tiempo hasta la hora de cenar viendo la tele en el único sitio que hay en todo el hotel: en el comedor.
Cena correcta. Recomendable la sopa de marisco y sobretodo el pastel de queso (exquisito).


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